Estas unidades productivas constan de 90 metros cuadrados de los cuales 30 metros son cubiertos para proteger al ganado ante los fenómenos climáticos adversos como nevadas, lluvias o heladas. A su vez, mejoran las condiciones para la esquila y ayudan al manejo sanitario, buenas prácticas en los sistemas de producción y análisis de riesgo bajando considerablemente la muerte al momento de la parición.
Estas construcciones han sido gestionadas de manera conjunta entre provincia, gobiernos locales y los crianceros de las distintas zonas del territorio provincial.
Acciones como éstas aseguran el desarrollo de la ganadería local, incrementan los niveles de productividad y fortalecen a la familia rural a través de la mejora continua de su capacidad de organización y sus condiciones de vida.